Oasis
Un mundo de mar
salado y transparente
son tus lágrimas de aguja
que se clavan como plomo
en mi pecho.
...
Llena de vida estás,
tu energía vital, delicada,
circula por todo mi espacio
como la sangre que recorre
todo tu cuerpo
y se descubre en el halo
que dejas al caminar
cubriéndolo todo en esencias.
...
Yo quiero permanecer ahí
en ese universo sagrado
hasta que me quede sin aliento
hasta que se achique mi alma
hasta que la oscuridad de tu luz
me alcance y me haga zozobrar.
...
De esa sonrisa apaciguadora
de ese dorado punzante
que me duele
y que dibuja en mi chaqueta gris
lunas viejas de papel mojado.
...
Eres el sol que anochece en mis ojos,
la noche que da luz y color a la nada,
las risas que adornan los hilos
que teje mi espalda.
Eres bosque arrogante,
riachuelo que no apaga mi sed,
hielo que da calor a mis pies
dormidos por el desaliento
de tus pestañas desafiantes,
de tus redondos y absorbentes ojos
que lucen mis sueños
de tus enredados y azulados cabellos.
Eres el fuego que arde y no quema
la llama más ciega en la que vivo.
...
Te vas con esa luna
que me destierra de tu horizonte,
que te tiene atrapada.
Luna vacía, opaca, de hielo
que hace tiempo perdió su magnitud,
esa luna de tinta negra,
salado y transparente
son tus lágrimas de aguja
que se clavan como plomo
en mi pecho.
...
Llena de vida estás,
tu energía vital, delicada,
circula por todo mi espacio
como la sangre que recorre
todo tu cuerpo
y se descubre en el halo
que dejas al caminar
cubriéndolo todo en esencias.
...
Yo quiero permanecer ahí
en ese universo sagrado
hasta que me quede sin aliento
hasta que se achique mi alma
hasta que la oscuridad de tu luz
me alcance y me haga zozobrar.
...
De esa sonrisa apaciguadora
de ese dorado punzante
que me duele
y que dibuja en mi chaqueta gris
lunas viejas de papel mojado.
...
Eres el sol que anochece en mis ojos,
la noche que da luz y color a la nada,
las risas que adornan los hilos
que teje mi espalda.
Eres bosque arrogante,
riachuelo que no apaga mi sed,
hielo que da calor a mis pies
dormidos por el desaliento
de tus pestañas desafiantes,
de tus redondos y absorbentes ojos
que lucen mis sueños
de tus enredados y azulados cabellos.
Eres el fuego que arde y no quema
la llama más ciega en la que vivo.
...
Te vas con esa luna
que me destierra de tu horizonte,
que te tiene atrapada.
Luna vacía, opaca, de hielo
que hace tiempo perdió su magnitud,
esa luna de tinta negra,
en su falsedad de
terciopelo
que dibujaste en el húmedo cristal
que te ciega, que te amarga,
que te pasea por un cielo muerto.
...
Me dejas aquí solo en soledad,
soledad que embriaga y acuchilla,
mis ojos se funden en el espejo
cuando te miro soñar despierta,
embrutecida, con sabor a melancolía.
Me dices adiós y yo te juro me muero
me muero al verte perdida,
azotada por el viento,
un viento que te atrapa, que te ahoga,
que te sumerge en un pozo profundo
de cintas de oro en tela negra,
de estelas de rocío
que te salpica en las sienes.
...
Si algún día vuelves, amor,
hazlo ligera y a un sol desértico,
con tu cuerpo, dunas de arena,
yo te daré de beber
del mismo cuenco que el mío
que dibujaron mis manos
y deleitan mi corazón,
agua pura de mis sentidos,
vino embriagador
de mis anocheceres.
...
Volverán nuestros besos
lunas certeras que iluminan
aliados cuerpos,
senderos impávidos,
serenos, voluptuosos.
Color añil que duerme junto a mi,
calentando tus delicados pies,
tu alma descalza.
...
En el umbral de mi habitación
solo veo el etéreo rojo
de tus labios encendidos
como candelabros de plata,
y estoy solo.
que dibujaste en el húmedo cristal
que te ciega, que te amarga,
que te pasea por un cielo muerto.
...
Me dejas aquí solo en soledad,
soledad que embriaga y acuchilla,
mis ojos se funden en el espejo
cuando te miro soñar despierta,
embrutecida, con sabor a melancolía.
Me dices adiós y yo te juro me muero
me muero al verte perdida,
azotada por el viento,
un viento que te atrapa, que te ahoga,
que te sumerge en un pozo profundo
de cintas de oro en tela negra,
de estelas de rocío
que te salpica en las sienes.
...
Si algún día vuelves, amor,
hazlo ligera y a un sol desértico,
con tu cuerpo, dunas de arena,
yo te daré de beber
del mismo cuenco que el mío
que dibujaron mis manos
y deleitan mi corazón,
agua pura de mis sentidos,
vino embriagador
de mis anocheceres.
...
Volverán nuestros besos
lunas certeras que iluminan
aliados cuerpos,
senderos impávidos,
serenos, voluptuosos.
Color añil que duerme junto a mi,
calentando tus delicados pies,
tu alma descalza.
...
En el umbral de mi habitación
solo veo el etéreo rojo
de tus labios encendidos
como candelabros de plata,
y estoy solo.