martes, 26 de agosto de 2014

El viejo

El viejo se quedaba dormido al sol
con su tez morena y entresudada
su sombrero de paja raído
las moscas revoloteando por su cara,
algún manotazo sobre su rostro,
débil, a sí mismo se daba.
La azada inamovible,
junto a la pared de la caseta sombreada,
sus alpargatas embarradas,
las tierras húmedas dibujando sus pisadas
delatándole, conquistándo el perfume
que bailaba en círculos por el aire,
el cielo despejado, los naranjos en flor.
Todo olía a azar, a romero y a naranjos.
El cuerpo del viejo acompañaba a los elementos
como un árbol grueso y estirado,
hermoso su cuerpo, sus grietas, su perfil,
como el tronco dulce de un árbol centenario
formando así parte del frescor del paisaje.
La silla hacía años que toleraba su peso
era firme y fuerte, su señora fiel, inamovible.
Un día la piel del viejo se volvió nacarada
como un esmalte pulido y brillante
ya no daba zarpazos sobre su tez
las moscas estaban de fiesta.
Cuando lo encontraron todavía era bello
su cuero cabelludo brillaba al sol,
se le había caído el sombrero,
se había dejado en los campos toda su piel.
.
Sus cenizas se mezclaron con los naranjos,
el azar, la hierba buena, el romero, el laurel
los caracoles, las flores silvestres, los rosales.





sábado, 16 de agosto de 2014

Era un loco

Era un loco
capaz de dormir sobre la tierra
y sentir a los muertos bajo sus espaldas,
mirar al silencio del cielo
y ver las estrellas ocultas,
bañarse en el mar
y disolverse en el, en sus profundidades,
poner los pies en el río y escuchar su lenguaje.
Era un loco
sus cabellos largos, trenzados,
descuidados como las ramas de un árbol salvaje
lo vi desde una colina
yo cuerda, él loco
le acompañe en su viaje
a ningún sitio,
él me enseño su lenguaje
e ignoró el mío,
aprendí de su silencio,
a ver allí en donde nada se veía.
Era un loco,
una sombra mágica,
un grito suspendido en el aire,
un animal salvaje,
el fuego de una hoguera,
el silencio de las mariposas,
el océano oculto,
le acompañaba el silbido 
de los muertos en las guerras.
Era un loco
y yo una cuerda 
que en su silencio me reflejaba


jueves, 14 de agosto de 2014

Papel en blanco

El papel en blanco,
limpio, lleno de posibilidad,
atrayente, como una copa de vino,
puede ser áspero, ciego, humeante,
descarado, bello, lúcido, amante,
ensangrentado, sonriente, dolido.
El papel en blanco depende
de la sangre que lo recorra,
del escritor o del loco que le de vida.
.
Delicado papel, yo acariciaré tu piel,
la llenaré de amor y de flores silvestres,
haré sonar mi armónica para ti,
seré delicada contigo,
sobre ti emanará mi perfume de enamorada,
te pintaré de colores cálidos, de ternura,
lloraré y reiré contigo, me recostaré en tu piel,
amaré tu suavidad, tu textura, tu dulzura.
.
Serás mi aliado, mi ladrón de ideas,
mi copa de vino que me incita a besarte,
mi reina, mi rey, mi lacayo.
No eres nadie sin mí,
tampoco yo lo soy sin ti.
Mi corazón late sobre tu piel
a hilos dorados que enjugan lágrimas
y sonrisas abiertas al sol como lagartos.
Tu blancura me incita a escribir,
como a las mariposas les atrae la flor.
Te he coronado, blanco papel
estás en buenas manos,
mi sed te salpica a mares,
sucumbes a mis sueños,
a mis dedos que tienen alas,
a ese rincón en el que me encuentro.
Papel en blanco, solo soy libre
cuando me despliego a ti,
a todo tu cuerpo limpio,

un mundo inmenso por indagar.