Desabrigo
Anciana
complaciente
descalza
y pálida
entre
brillos apagados,
amarillos
de hojas otoñales
como
un sueño
de
espejos rotos
y
una canción triste
de
cielos grises y espesos.
...
Y
ese viejo colchón
que
te acompaña siempre,
que
como un regalo recibiste
entre
los contenedores
de
un barrio marginal.
...
Gatos
callejeros te acompañan
por
todo el arrabal
rondando
tus migajas de sardinas
y
una ilusión de yogures caducados
entre
comida de las basuras.
...
Tu
mirada es opaca, abrupta,
silenciada
y amarga,
pero
adivino
en
tus numerosas arrugas
el
fruto de la sabiduría
que
ya nadie quiere escuchar,
son
caminos anchos
bañados
en vino tinto,
vida
que recorriste
y
hoy es espesa y dulce
como
la miel
y
el perfume de tu experiencia
como
esencia fresca
a
lilas y albores.
...
Vives
el presente
olvidada
de dios
obligada
por este mundo
que
te abandonó a tu suerte.
El
pasado ya casi lo olvidaste
y
tu futuro se pierde
bajo
la tierra húmeda y fértil,
entre
las yemas sinsabores
de
tus lánguidos dedos.
...
En
tus bellos ojos verdes adivino
escondida
entre visillos grises
de
humo y dolientes
la
nostalgia y la ternura
de
una mujer que fue hermosa
como
los niños que hilvanan dulcemente
su
futuro eterno
y
aun conservan su hilo musical.
...
Bella
anciana complaciente,
solo
yo te veo
entre
esa esquina y un cielo
que
amargamente llora sangre:
tu
abandono,
tus
cabellos oscuros despeinados,
tu
apagón de luz,
salpicaduras
a torrentes
de
nieblas espesas,
tu
silencio de escarcha
de
un mundo que sordo y ciego
te
dejó atrás
en
el fantasma de los olvidos
mas
olvidados,
entre
las frías calles
de
ese invierno frío
que
hoy te acoge,
sin
el aliento humano,
ni
la calidez de una manta
...
Coronada
de silencios enmudecidos
entre
un viejo colchón duermes
arrullada
bajo las inclemencias
de
la tierra y el cielo,
al
abrigo de todo un pueblo
de
gatos callejeros
que
se escurren
entre
tu cuerpo y tus muslos
y
no se despistan nunca
porque
saben
que
tú les das de comer.
¿Ella será consciente de que todo tu sentir poético se volcó en su persona?
ResponderEliminarGracias y saludos.
Mi querida poetisa: te digo lo mismo que Tras..¿sabrá esa anciana de tu amargura por su situación? ¿Cómo es posible que hoy en día no tenga un lugar en donde pasar la noche?. Un beso
ResponderEliminarY cuando la observo, ella, ajena a mí, mordisquea su mendrugo de pan.
ResponderEliminarUn saludo Alfonso
Águeda, los asilos, por desgracia, están faltos de espacio y todos los indigentes no quieren estar en los asilos, prefieren su libertad, aunque nos cueste entenderlo.
ResponderEliminarUn besito querida amiga
Siempre suelo decir: "Respetar y escuchar a los viejos. Porque un día fueron jóvenes como vosotros".
ResponderEliminarTambién: Una madre es capaz de criar a 20 hijos. Pasado el tiempo... los 20 hijos no son capaces de cuidar de su vieja madre.
-
Hay personas que recogen perros o gatos... mientras pasan de largo de los ancianos.
-
Gracias por lo que has escrito, Aurora. Un beso.
Hay ancianos que no sólo han perdido la juventud, esa ilusión efímera de poder, sino también, el refugio natural que es la familia, el calor de los hijos, de los nietos, de compartir con ellos lo poco o mucho que hay, como cuando eran ellos los que prodigaban el calor. Pero el amor parece ser también escaso como la juventud, no alcanza para compartirlo con los viejos. Quizás para un anciano es más triste ser indigente de amor y comprensión, qué... de bienes materiales.
ResponderEliminarSaludos, Aurora.
Sí Eloy, parece como si la memoria nos fallara, hemos sido cuidados por nuestros padres y no somos capaces de cuidarlos a ellos.
ResponderEliminarUn beso
Si Pensador, la falta de amor es lo peor que puede vivir un anciano, abunda la indigencia en este sentido.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Aurora
ResponderEliminarMis disculpas por no pasarme desde hace bastante tiempo.
Desgarrador y a la vez tierno poema, triste realidad que nos muestras con unos ojos generosos.
Muchos besos
Gracias inma por tu apreciación y disculpa mi tardanza, últimamente estoy muy ocupada y no puedo entrar al blog y visitaros como me gustaría.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, amiga Aurora por rescatar a la mujer de ojos verdes. Si ella supiera! Quizas eso le ayudaria a seguir su camino.
ResponderEliminarBesos
Y donde posa su mirada nuestra poetisa? Ni un minuto puede dejar sus quehaceres para iluminarnos con dos otres versos?
ResponderEliminarEspero pacientemente.
Mas besos
Si, igoa,ese duro camino...
ResponderEliminarEstoy muy ocupada y me han entrado virus en mi ordenador, todavia no se publicar con el movil, jugare con el a ver si lo consigo.
Muchos besos